Al otro día se hacían las dos de la tarde y la primera proyección de la sala tres era la de “Monster of Bikini Beach”, perteneciente al subgénero “beach movies” o sea, monstruo, chicas en bikini y sangre. “Monster of Bikini Beach” es una película bizarra, entretenida que carece de estética y cuya realización es mala y de todo lo que vi en el festival es lo que menos me gustó.
La última película que vi en el Rojo Sangre fue “Molina’s Ferozz” con aviso previo del programador diciendo que la intención del director era la de provocar y que lo que se le ofrecía al espectador era una libre revisión del cuento del lobo y caperucita roja. Pese a las previas advertencias varias personas se levantaron y retiraron de la sala e incluso durante la proyección escuché decir a alguien en inglés “Grouse” (asco), en fin, mi amiga y yo nos quedamos viendo el film y terminamos por calificarla con una alta puntuación numérica y luego, obtuvo una mención especial del jurado por la originalidad de una propuesta extrema.
De todos los cortos que vi, hubo tres que me gustaría destacar: el primero es “Un paciente en disminución” de Damián Slipoi que sin tener cantidad exageradas de sangre tiene una idea y guión original, también tiene una muy buena dirección. El segundo corto es “Working Day” de Andrés Borghi, algunos saben otros no, que el muchacho ganó un concurso llamado “Your Big Break” organizado por el gobierno de Nueva Zelanda y Peter Jackson con el objetivo de crear un cortometraje de tres minutos que capture el espíritu de Nueva Zelanda. “Working Day” me gusta por su sencillez, su música y cuenta la historia con imágenes más que con palabras. El tercer corto al cual quiero hacer una pequeña referencia es “La Vuelta del Malon” de María Laura Casabe que con una historia autóctona y elementos del cine de zombies, clara referencia/homenaje a George A. Romero crea una historia original con una estética que se anima a todo.
Señor lector, si hay alguno por ahí disculpe la tardanza de esta última crónica y recuerde que lo que llega tarde llega seguro, algo que algún sabio habrá dicho alguna vez o un delirio mío.
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